Hace algunos años, una de esas primeras tardes lluviosas de otoño, en las que el trabajo en las aulas se convierte en una pesada losa de mármol sobre la espalda, decidí sorprender a mis alumnos y les pedí que cerraran el libro y que me siguieran hasta la biblioteca. Allí formé grupos y les planteé un reto:
Nos han llamado de una agencia de viajes y nos han pedido ayuda, pues están desbordados. Tenéis que organizar un viaje para seis personas a una capital europea, cada grupo elegirá una. Preparad una factura global con los gastos de todo el grupo y el precio por viajero, teniendo en cuenta las tasas de cada país. Además, me han indicado que se les ha averiado la fotocopiadora, por lo que nos ruegan que realicemos también los folletos informativos.
Ante este reto los alumnos se entusiasmaron, no podían creerlo, cada grupo se puso en marcha al instante, cuando sonó el timbre permanecieron inmersos en el trabajo. Estaban deslumbrados por los precios de algunos hoteles, localizando vuelos, organizando visitas…
Cuando levanté la vista, la imagen me sorprendió, la lluvia había cesado…y un majestuoso arcoiris aparecía en el horizonte.
